Torneo Solidario de Fútbol Sala en Cantabria

noviembre 29, 2016

El día 30 de octubre se celebró en Santander la sexta edición del Torneo Solidario de Fútbol Sala, con la asistencia de 22 equipos de 3 comunidades autónomas y unos 150 jugadores. La recaudación obtenida este año se destinará al proyecto de la ONG Cooperación Internacional para la rehabilitación de viviendas.

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El documental «Saxum» llega a Santander

junio 27, 2014

 

El lunes 23 de junio a las 18 h, en el Club de Tenis de Santander se proyectó el documental “Saxum”, sobre la figura de Álvaro del Portillo, primer Prelado del Opus Dei que será beatificado el 27 de Septiembre en Madrid.

Bajo el título “¿Se puede buscar la verdad del hombre en el siglo XXI?”, D. Joan Carreras nos acercó a la figura del nuevo beato, y de un modo novedoso: a través de sus padres, hermanos, etc.,  que por las circunstancias que relató, tuvo un contacto frecuente con D. Álvaro.

Entre los asistentes al acto, estaba la prima de D. Álvaro –Tere García Díez de Sollano- que a sus 92 años no quiso dejar de asistir a esta acto. Nos habló de los veranos que toda la familia Portillo-Díez de Sollano, pasaban en su casa de Santander. El recuerdo que destacó de la personalidad de Álvaro, era la gran paciencia que tenía con todos. También nos acompañó esta tarde soleada, Mª Victoria Troncoso, presidenta de la Fundación Down de Cantabria, y quiso relatarnos el encuentro personal con D. Álvaro en Roma en el año 1993, con motivo de un Congreso para discapacitados, que tuvo lugar en la ciudad eterna.

Del Portillo, nació en Madrid el 11 de Marzo de 1914. Doctor en Ingeniero de Caminos; Filosofía y Derecho Canónico. Se incorporó al Opus Dei en el año 1935. Pronto se convirtió en el colaborador más estrecho de san Josemaría. El 25 de junio de 1944 recibió la ordenación sacerdotal. En 1946 se trasladó a Roma; desde entonces su servicio a la Iglesia se manifestó en la dedicación a los numerosos encargos que la  Santa Sede le confió y que hizo compatible con su dedicación a los encargos que tenía en el Opus Dei. En 1975, tras el fallecimiento del fundador de la Obra, fue elegido como sucesor suyo.

El Papa S. Juan Pablo II le confirió la ordenación episcopal el 6 de enero de 1991. Su trabajo oculto y eficaz –tanto a la Santa Sede como a La Obra- ha sido lo más característico del futuro beato. Las personas que le conocieron y trataron destacan su bondad, su afán de concordia, son sonrisa –casi imborrable-, era una manifestación de esa apertura hacia todos. En su corazón sacerdotal ocupaba un lugar preferente los pobres y más necesitados.

En los 19 años que estuvo al frente del Opus Dei, impulsó numerosas iniciativas sociales de las que se benefician miles de personas en el mundo entero, como el Centro Educacional y Asistencial de San Paulo (Brasil); la escuela Agraria Valle Grande en Cañete (Perú); el Centro educativo técnico El Kinal en Guatemala; en Hospital Monkole en Kinshasa (Congo); La escuela  técnica de hostelería y restauración Banilad en Cebú (Filipinas); el Centro Rural Ilomba en Abidján (Costa de Marfil), el Centro Rural Iroto en Ogun (Nigeria); la Universidad Pontifica de la Santa Cruz en Roma (Italia); la ONG Desarrollo y Asistencia en Madrid (España), y muchos más.

 

 

El 23 de Marzo de 1994, pocas horas después de regresar de Tierra Santa fallece su casa en Roma. El Papa Juan pablo II acudió a rezar ante sus restos mortales en la iglesia Prelaticia de Santa María de la Paz.  El cariño y la devoción a D. Álvaro se pone de manifiesto desde el primer momento. Cardenales, obispos, sacerdotes y laicos acuden a su intercesión y reciben favores y gracias, algunas con carácter de milagro, que han le han llevado a los altares.


Testimonio de Mª Victoria Troncoso sobre Álvaro del Portillo

junio 27, 2014


Joan Carreras recuerda a Álvaro del Portillo

junio 27, 2014


Acercar a Cristo a los niños con síndrome de Down

agosto 28, 2012

«Saberse hijo de Dios, llamado a la existencia por amor, en una situación de discapacidad, da sentido y explicación a la propia vida»

María Victoria Troncoso es presidenta de la Fundación Síndrome de Down de Cantabria. Licenciada en Derecho y profesora especializada en pedagogía terapéutica. Ha sido galardonada con el premio “Christian Pueschel Memorial Research”, en el año 2006, concedido por la más importante organización de EE UU dedicada al Síndrome de Down.

El año pasado, como consecuencia de la Jornada Mundial de la Juventud, y de las indicaciones del Papa en su Carta Apostólica Porta Fidei, decidió reemprender la formación religiosa de los jóvenes con síndrome de Down que asisten a la Fundación y nos cuenta su experiencia:

“Me pareció que ello podría ser una de mis contribuciones a la demanda de la Iglesia para la nueva evangelización. Las personas con síndrome de Down que han sido bautizadas,  tienen el derecho y el deber de crecer en el conocimiento de las verdades de la fe y de alcanzar la santidad. Los padres que han llevado a sus hijos a bautizar han adquirido el deber y la responsabilidad de educar a sus hijos en la fe. La inmensa mayoría de las familias y las instituciones educativas defienden y promueven la educación integral de sus hijos o alumnos, pero ¿cómo puede darse una formación integral si no se les facilita la formación religiosa?. Saberse hijo de Dios, llamado a la existencia por amor, en una situación de discapacidad, con un destino trascendente y eterno, da sentido y explicación a la propia vida.

La discapacidad intelectual no es un obstáculo para la fe, ya que es un don sobrenatural. En el aspecto humano, la fe es creer por el testimonio de otro que sabe de qué habla y no nos engaña. Nuestros hijos y alumnos con síndrome de Down se fían totalmente de nosotros, nos creen. Si no estamos convencidos y no intentamos vivir lo que queremos transmitir, la tarea es complicada.

 

En la actualidad, gracias a buenos programas y a mejor atención educativa, la mayoría de los niños reciben la Primera Comunión. Sin embargo, la mayoría no han continuado la catequesis.

En noviembre de 2011, comuniqué al equipo educativo de la Fundación que a partir de Enero empezarían las clases de formación religiosa. Para nuestra gratísima sorpresa se inscribieron 25 jóvenes, entre 17 y 45 años. Las clases empezaron el 18 de enero, y durante ese trimestre tuvimos doce sesiones. Ya desde el primer día vimos que todos estaban muy contentos y con ganas de participar.

Hay varias anécdotas que, una vez más, nos han demostrado la sensibilidad y delicadeza de las personas con síndrome de Down: Beatriz cambió de ropa, porque “no voy a ir a clase de religión en chándal”; otros aportaron sus experiencias de canciones religiosas o sus biblias. Pablo, aunque habla muy poco, siempre me despide “¡hasta el miércoles, ¿eh?!”. Otra de las sorpresas ha sido la asistencia constante. Las pocas ausencias han sido motivadas por visitas a médicos o viaje familiar. De hecho, al comenzar el nuevo trimestre “premiamos” con fuerte aplauso a los que no han faltado ni un solo día, que eran más de la mitad. El clima habitual es de mucha alegría, sonrisas, deseos de participar.

El hecho de que las tres profesoras les conocemos desde hace tiempo,  ha facilitado mucho la tarea. Por nuestra experiencia conocemos que, para que el trabajo educativo sea eficaz, debe estar bien estructurado, con una sistemática ordenada y progresiva, con repetición de contenidos, con variedad de actividades y con presentación de materiales atractivos y diferentes.

Desde el principio establecimos una rutina para las clases: se ponen de pie para hacer la señal de la Cruz (¡sin arrastrar las sillas, sin hacer suido, sin apoyarse sobre la mesa…!) ¡Qué bien la hacen todos ahora!. Explicamos el nuevo tema, realizan alguna actividad manipulativa con viñetas, textos breves y oraciones, vemos un vídeo de unos 5-10 minutos relacionado con el tema comentado, cantamos y, de nuevo, rezamos de pie y nos despedimos. Esta rutina les ayuda a centrar su atención, sintiéndose seguros, porque saben qué se espera de ellos y así se disponen a escuchar, a aprender y a realizar la actividad que se les propone.

Empezamos comprobando qué sabían de la señal de la Cruz y cómo la hacían. Además de explicar, de hacer de modelo, de dibujar en la pizarra y de poner una Cruz muy artística y bonita, fuimos  enseñando a cada uno, para que la hiciera bien, para que se le entendiera lo que dice, y para que se acordaran de hacerla al levantarse y al acostarse ,(este último objetivo está sin comprobar…). En las siguientes clases repasamos el Padre Nuestro, recordamos qué es el Bautismo, “Dios es Nuestro Padre”, “La Creación”, “El pecado”, “Vida de Jesús”. Para este tema elegimos los 20 misterios del Santo Rosario. El libro “Santo Rosario” de San Josemaría, fue la inspiración y el fundamento para preparar el material con las ilustraciones de Borobio.

 

La experiencia es todavía muy corta, pero lo ya experimentado y vivido nos confirma en nuestra tesis inicial, que la obligación por parte de los educadores y el derecho de las personas con síndrome de Down a recibir formación religiosa pueden llevarse a cabo de un modo altamente positivo. No somos capaces de ver y de valorar la acción de la gracia en sus almas, pero sí vemos su alegría, sus ganas de aprender, su satisfacción personal, su afán de colaborar, su constancia e interés, su participación directa en su aprendizaje y su afán de mejora personal.

El Papa Juan Pablo II, recogiendo el lema del Congreso referido a las personas con discapacidad, nos dijo: «Vosotros sois miembros del Cuerpo de Cristo: ¡el Cuerpo del Resucitado! ¡Éste es el fundamento verdadero de una dignidad indestructible!». En la luminosa perspectiva que la palabra de Dios abre ante los ojos de la fe, dirijo a cada uno una calurosa invitación a perseverar en la dedicación a la noble causa de la promoción de las personas que sufren de handicap”. Este es nuestro propósito y nuestro empeño”.

 

 


Misa por Mons. Álvaro del Portillo

marzo 12, 2009

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Con ocasión del XV aniversario del fallecimiento de Mons. Álvaro del Portillo se celebrará una misa en sufragio por su alma  el 23 de marzo a las 20,00 h. en la Catedral.

Mons. Álvaro del Portillo, fiel colaborador de san Josemaría fue su primer sucesor al frente del Opus Dei. Sacerdote ejemplar, sirvió a la Iglesia en todo momento. Colaboró en los trabajos del Concilio Vaticano II. Recibió la ordenación episcopal en 1991 de manos de Juan Pablo II. Falleció en Roma el 23 de marzo de 1994 con fama de santidad.

La Congregación para las Causas de los Santos organismo de la Iglesia que instruye los procesos de canonización, aprobó los tribunales para el estudio de la vida de don Álvaro del Portillo. El 5 de marzo de 2004 tuvo lugar la sesión de apertura del tribunal del Vicariato de Roma, que  fue clausurado el 26 de junio de 2008 en el palacio del Laterano y el tribunal de la Prelatura clausuró sus sesiones el 7 de agosto del mismo año.


Álvaro del Portillo, siervo bueno y fiel

marzo 11, 2009

Misa en la Catedral en la festividad del Fundador del Opus Dei

junio 20, 2008

El 26 de junio a las 20,00h. el Sr. Obispo, D. Vicente Jiménez Zamora, celebrará una Misa en la Catedral para conmemorar la festividad de San Josemaría Escrivá, Fundador del Opus Dei.


“Cantabria siempre me ha fascinado y estoy feliz de vivir en Santander”

noviembre 19, 2007

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Rafael Echeverría Arruabarrena nació en Irún en 1928, estudió Derecho y se doctoró en Valladolid. Fue profesor de Ciencia Política en esta Universidad y en la de Navarra. Pidió la admisión en el Opus Dei en el año 1948. Fue ordenado sacerdote en 1964. Desde esa fecha hasta el 2005 ha residido en Francia. Actualmente vive en Santander. Acaba de publicar el libro «Por qué soy cristiano».

¿Estudió en Valladolid la carrera?

Entonces no había Universidad en Bilbao. Existía Deusto, pero había que ir a Valladolid a examinarse al final de carrera para obtener el título oficial. Viví en el Colegio Mayor Santacruz. Formaba parte de una coral compuesta por diez universitarios. Cantábamos en el ámbito universitario.

Parece que fueron años decisivos en su vida…

Ya te puedes imaginar. En Valladolid hice la carrera y el doctorado y luego fui profesor. Son tiempos que quedan grabados para siempre. Además en esos años pedí la admisión en el Opus Dei al que me he entregado en cuerpo y alma toda mi vida. Recibir aquella vocación fue una gran dicha para mí y ha sido lo que ha dado pleno sentido a toda mi existencia.

¿Estaba ya entonces muy difundido el Opus Dei?

En aquellos tiempos había un solo Centro de 100 metros cuadrados que se llamaba «El Rincón». Me he quedado muy impresionado al saber que ahora en esa ciudad hay cerca de una treintena de centros y que cientos de personas acuden a medios de formación que proporciona la Obra.

¿Conoció al Fundador del Opus Dei?

Tuve la suerte de estar con él en algunas ocasiones. Era una persona que producía una fuerte impresión. Tenía una personalidad muy acentuada, con gran firmeza de carácter compaginada con un enorme cariño y proximidad con todo el mundo. Era muy humano. Además tenía un profundo sentido espiritual. Trataba a Dios de un modo muy directo –y así nos enseñaba a tratarle-, con gran confianza y familiaridad. Es lógico que la Iglesia lo haya canonizado. Me siento un privilegiado por haber tenido la oportunidad de conocer a un santo.

Tras ordenarse marchó a Francia…

Eran años de expansión de la Obra (hoy también lo siguen siendo). Allí he vivido –sobre todo en París- desde el año 1964 al 2005. No sé si puede ser poco delicado si te digo que me siento muy francés. San Josemaría nos pedía que nos integráramos completamente en los países a los que íbamos, sintiéndonos tan ciudadanos como los nacidos allí.

Y ahora ha recalado en Santander

Cantabria es una tierra que siempre me ha fascinado. Estoy feliz de poder vivir en Santander en estos años, digamos que de «cierta madurez».

Acaba de publicar el libro «Por qué soy cristiano», ¿a qué se debe?

El libro es un esfuerzo para que quienes se dicen ateos encuentren argumentos que les convenzan de la existencia de Dios; para que los que creen en Dios se reafirmen en esta rica creencia; para que los que aceptan la existencia de Dios sepan y crean que Dios Hijo se hizo hombre para hacer de nosotros hijos de Dios y para que sepamos todos que Jesucristo dejó en la tierra ese trasunto suyo, que es la Iglesia, para conducirnos a Dios.

Pero en los tiempos que corren Dios no parece estar de moda…

No lo veo así. Soy optimista al respecto. En este sentido me gusta citar una frase de Juan Pablo II en su encíclica Fides et ratio: «La sed de verdad está de tal modo enraizada en el corazón del hombre que dejarla de lado pondría la existencia en crisis. En una palabra, basta observar la vida de todos los días para constatar que cada uno de nosotros lleva en sí la obsesión de algunas cuestiones esenciales, y al mismo tiempo guarda en su espíritu el esbozo de sus respuestas».

Nada más, D. Rafael, muchas gracias

Gracias a vosotros


María Victoria Troncoso, al servicio de los más desprotegidos

septiembre 14, 2007

mariavictoria.jpg María Victoria Troncoso, Supernumeraria del Opus Dei, es, desde hace muchos años, Presidenta de la Fundación Síndrome de Down de Cantabria.

Su vida profesional comenzó por derroteros bien diferentes a los del mundo de la discapacidad pues se licenció en Derecho por la Universidad de Navarra.

Un buen día se aplicó en ella el arraigado refrán popular que dice: «El hombre propone y Dios dispone». María Victoria es madre de cuatro hijos; las dos chicas tienen discapacidad intelectual y fue hace 41 años cuando tuvo que aplicar todo lo que sabía de «derechos» para volcarlos sobre las personas más desprotegidas e inculcarles no sólo lo que merecían tener sino los deberes que tenían por cumplir a lo largo de sus vidas.

Pocos años después se diplomó en Pedagogía Terapéutica y, con más valor del que da uno o varios títulos académicos, se doctoró «cum laude» en la carrera profesional más difícil que nos toca estudiar a los mortales: la propia vida y la voluntad férrea, la constancia implacable y el desinteresado amor a borbotones, para sacarla airosamente adelante y, con la suya, la de toda una maravillosa familia.

María Victoria y su marido, el catedrático de Farmacología, Jesús Flórez recibieron en el año 2006 el Premio «Christien Pueschel de Investigación» por las aportaciones realizadas al conocimiento del síndrome de Down y por la intensa labor investigadora y educativa realizada en los últimos 30 años.

La entrega del prestigioso galardón se desarrolló en Atlanta (Estados Unidos), durante una cena de gala celebrada que puso cierre a la convención anual organizada por la más importante organización americana dedicada al síndrome de Down.

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